El Centro de Mayores enseña a tocar la guitarra española

El Centro de Mayores enseña a tocar la guitarra española

Un grupo de diez personas del Centro de Mayores de Manzanares, con edades comprendidas entre los sesenta y dos y setenta y cinco años, ha cogido la guitarra de sus hijos y nietos que estaba olvidada en el armario de sus casas, la ha desempolvado y ha decidido que es el momento idóneo para aprender a tocarla.

Sociedad
15-02-2008

El manzanareño Andrés Torti, con muchos años a sus espaldas como monitor, propuso a la dirección del Centro de Mayores la organización de un curso de guitarra española. Aceptada la propuesta y abierto el plazo de inscripciones se completó el primer día. Para Torti significa que los mayores de Manzanares son activos y les gusta aprender de todo.

El curso de guitarra española se desarrollará durante dos horas a la semana hasta el mes de junio y en este tiempo “quien sabe si uno de los diez alumnos puede hacer un concierto como solista en el Gran Teatro”, dijo. Puso como ejemplo al músico Andrés Segovia que con ochenta y seis años de edad, y un día antes de su muerte, ofreció un magnifico concierto. “La edad no importa para nada si hay ganas por aprender”.

Para el profesor del curso, un niño que aprende a tocar puede llegar muy lejos... o abandonarlo rápidamente. La juventud tiene una gran energía, pero con frecuencia poca paciencia y disciplina y esas son precisamente las virtudes necesarias para tocar la guitarra. Una persona mayor tiene tiempo suficiente, y si además tiene interés y paciencia puede hacer de todo.

Sus dedicaciones laborales y familiares les han impedido que durante toda su vida puedan dedicarse a este tipo de actividades. Todos ellos suman en total más de setecientos años. Nos estamos refiriendo a un grupo de socios y socias del Centro de Mayores que ha pensado que es el momento idóneo para aprender a tocar la guitarra.

Preguntados a los alumnos y alumnas todos están dispuestos a aprender a tocar la guitarra. Algunos de ellos recordaban el día que se la regalaron a sus nietos, y ahora ellos con veinte años no quieren aprender a tocarla. Otros dicen que la tenían en sus casas “de adorno” y que van hacer lo posible por aprender.

Con su tenacidad, constancia y vitalidad nuestros mayores nos han dado un ejemplo que tenían muy en cuenta los antiguos filósofos griegos, “el equilibrio humano se conseguía con la gimnasia, que cultivaba el cuerpo, y con la música, que alimentaba el espíritu”.