Isidro Parrado reproduce en miniatura los monumentos más emblemáticos de Manzanares

Isidro Parrado reproduce en miniatura los monumentos más emblemáticos de Manzanares

sus 71 años, Isidro Parrado Fernández-Pacheco “ya tiene todo pasado”. Ha sido agricultor, soldador, conductor de grúas y camiones. Su inquietud, imaginación y paciencia han hecho que su jubilación sea “una fuente de creación”. La Casa del Santo, el kiosco de la música, la plaza de toros, el Cristo de las Agonías y otros monumentos que forman parte del patrimonio de Manzanares han sido reproducidos en miniatura por sus trabajadas manos.

Sociedad
29-09-2007

Nació en la calle Villareal, en el año 1936, en plena Guerra Civil Española. A los siete años de edad comenzó a trillar la era junto a su padre. Fue llamado a filas y tuvo la suerte de que le tocara en la sección de caballería. Lo de ser militar no estaba hecho para él. Probó suerte en la construcción y comenzó a trabajar en la empresa “Dragados y construcciones” cuando se iniciaba la revolución industrial en Manzanares.

En esta empresa estuvo durante veinte años de su vida. Cómo un nómada, y acompañado siempre de su mujer Elvira y sus dos hijas Vicenta y María José, vivió en Plasencia, Puertollano, Don Benito, Aranjuez, Cáceres… pero no era una buena vida para sus niñas. Decidió venirse a su pueblo natal, Manzanares, para trabajar en la empresa local “Grucasa” y allí ha estado hasta su jubilación.

Esta es la vida “muy resumida” de Isidro Parrado Fernández-Pacheco. Una historia anónima, como la de tantos hombres y mujeres, que les tocó vivir una época “no muy fácil”. Con tantos trabajos ha hecho de todo y como él mismo dice “nada le asusta”. Agricultor, soldador, conductor de grúas, de camiones… han sido algunos de sus oficios.

Tras muchos años de vida laboral, Isidro Parrado inició en su jubilación una actividad que nunca había hecho antes “por el poco tiempo que tenía”. Se trataba de esculpir con sus manos, y de manera autodidacta, algunos de los monumentos más emblemáticos de Manzanares y de otros lugares.

El kiosco de la música con sus sillas de hierro y el atril de su director; la casa señorial Villa Clemen, situada en la Avenida de Andalucía y que Isidro Parrado ha plasmado en sus mejores momentos; el Cristo de las Agonías con su plaza en la que no faltan sus asientos de hierro donde muchos manzanareños descansan durante los días estivales; y la mítica plaza de toros de Manzanares “con la cuadrilla representada por muñecos de play móvil”.

Tampoco podía faltar la casa más antigua de la localidad, la popular "Casa del Santo" que está ubicada en la calle Doctor Fleming. En ella Parrado no ha querido olvidar ni un solo detalle. Así, se puede ver su balconcillo de madera con la imagen, además de la fachada encalada y la puerta, que da entrada a un patio interior realizado como el original con piedras, junto al dintel y pilastras que los sustentan.

Su vocación de camionero y su pertenencia a la asociación “San Cristóbal” de Manzanares han propiciado la creación de un boceto para la posible construcción de una ermita para su patrón, manifestando que le gustaría que se pudiera llevar a cabo, aunque reconoce que no será fácil “porque faltan perras”, señala.

Para construir todos estos monumentos en miniatura Isidro Parrado tan solo ha utilizado su imaginación e ingenio. Sin estudios de dibujo ni de arquitectura ha esculpido todos ellos sin faltarles ningún detalle.

Además de estos monumentos en sus seis años de jubilación ha querido aprender otras técnicas para lo que acude a clases de manualidades en el Centro de Mayores donde le han enseñado a realizar trabajos de estampación en tela y en pasta de papel. Echa de menos la presencia de más hombres en los cursos, achacando a este hecho que “tienen vergüenza”. Éste no es su caso porque, según manifiesta, los talleres le entretienen y que “ya tiene todo pasado”.

Su casa, en la calle Libertad de Manzanares, se convierte en un museo con manualidades que cobran vida “porque todas funcionan”. En ellas ha utilizado materiales muy diversos, desde la madera y el estaño, hasta el papel o latas de aceite, entre otros.

Isidro Parrado se muestra muy contento y feliz al mostrar todas sus manualidades, pero con lo que se siente más orgulloso es con su familia “que es su mejor y mayor tesoro”.