El Convento de las Concepcionistas Franciscanas vivió una nueva profesión solemne y perpetua

El Convento de las Concepcionistas Franciscanas vivió una nueva profesión solemne y perpetua

El convento de las monjas Concepcionistas Franciscanas Descalzas de Manzanares se vistió de gala el pasado sábado para vivir la profesión solemne y perpetua de Sor María Ángela Kallarackal, religiosa procedente de India que tras siete años de formación recibió el anillo de su sagrado desposorio con Cristo.

Sociedad
29-04-2006

El vicario para la vida consagrada en la Diócesis de Ciudad Real, Antonio Lizcano, presidió la ceremonia de la Profesión Solemne de Sor Ángela, celebrada en una abarrotada iglesia del convento de las monjas de clausura de Manzanares. El acto fue concelebrado por cinco sacerdotes y al mismo asistieron numerosas religiosas y varios miembros de la Corporación Municipal, encabezados por el alcalde, Miguel Ángel Pozas.

Precisamente, Lizcano resaltó la presencia de las autoridades en la que dijo era una gran fiesta por la que Sor Ángela se entregaba a Cristo de forma perpetua. Explicó que al igual que el sacramento del matrimonio y la ordenación sacerdotal, “la profesión de una monja es una fiesta de amor”.

Lizcano dijo además que esta celebración era ecuménica, es decir, universal, al asistir religiosas de origen americano, asiático, africano y europeo. Entre las presentes estuvieron la presidenta de la Federación Inmaculada de Cartagena y la presidenta de la Federación de Santa Beatriz de Silva de Castilla.

Con el “Veni Creador” interpretado por el coro, la profesa llegó al altar tras una procesión por el pasillo de la iglesia acompañada en este cortejo nupcial por la abadesa del convento, Madre Asunción, con gafas de sol por una reciente operación en la vista, y por Sor Beatriz. Celebrada la liturgia de la Palabra, el rito de Profesión Solemne comenzó con el encendido de una vela por la profesa, quien pidió ser admitida en la familia de las Concepcionistas Franciscanas y perseverar hasta el fin.

El celebrante realizó después el interrogatorio por el que Sor Ángela dijo sí quiero a vivir durante todo el tiempo de su vida en castidad, sin propiedad alguna, en obediencia y clausura “a gloria y alabanza de Dios y a honra de la Inmaculada Concepción de Nuestra Señora”, y a dedicar su vida a Dios en soledad y silencio, en oración asidua y generosa penitencia, en trabajos humildes y santas obras.

Seguidamente, la profesante se postró en el suelo mientras se cantaron las letanías de los Santos y las súplicas que hizo el sacerdote manzanareño Luis Eduardo Molina Valverde. A continuación, ante la abadesa, Sor Ángela hizo voto y prometió perseverar por todo el tiempo de su vida en obediencia, sin propio, en castidad y en clausura. Después llegó uno de los momentos más emocionantes cuando Sor Ángela recibió de Madre Asunción el anillo de su sagrado desposorio con Cristo.

Sor Ángela, en sus palabras de agradecimiento ante los asistentes, tampoco pudo contener la emoción cuando recordó a sus padrinos y familia de India.