Un grupo de manzanareños realizó el Camino de Santiago

Un grupo de manzanareños realizó el Camino de Santiago

Un grupo de jóvenes manzanareños se convirtió en peregrinos para realizar el Camino de Santiago hace pocas fechas. Recorrió a pie alrededor de 100 kilómetros iniciando su peregrinación en Orense y cuentan que fue una experiencia única y maravillosa

Sociedad
17-09-2005

Unos prefieren irse la playa, a algunos les gusta más la montaña y a otros les va más el turismo rural, pero realizar el Camino de Santiago es una forma alternativa de pasar las vacaciones estivales. Una experiencia muy gratificante que incluso llega a tomar tintes místicos.

La idea de realizar el Camino de Santiago a cargo del grupo de jóvenes manzanareños surgió de un proyecto del año pasado que no llegó a concretarse por falta de algunos requisitos. Se les quedó clavada una espina que han podido sacarse este año con la peregrinación.

El viaje comenzó en Orense y recorrieron andando alrededor de 100 kilómetros a través de bellos paisajes hasta poder ver la catedral de Santiago. Un día normal en la vida de todo peregrino comenzaba a las seis o las siete de la mañana, hora de levantarse y desayunar para ponerse en camino hasta más o menos la hora de comer, que oscilaba entre la una y media y las tres de la tarde, aunque, como apuntaban, un día llegaron a comer a las cinco porque se perdieron por el camino.

Lidia Muñoz, una de las componentes del viaje, explicaba la experiencia de sentirse perdido. "Un día nos perdimos. Nos guiábamos por unas flechas amarillas y por unas conchas que indicaban los kilómetros que quedaban hasta llegar a la catedral. Pero había algunos graciosos que se dedicaba a quitar esas flechas y a pintar algunas falsas. El día más largo nos perdimos y tuvimos que subir y bajar algunas cuestas, pero al final llegamos".

El estar tanto tiempo recorriendo caminos por los que no pasa nadie se hace duro pero, en palabras de Isabel Antequera, "te vas encontrando con gente. El momento en el que te los cruzas es muy alegre, pero más es llegar al albergue y hablar con ellos para preguntarles qué tal se les ha dado el día y para que te cuenten sus anécdotas".

Para pasar el rato andando de la mejor forma posible, los peregrinos comentaban que iban diciendo cualquier cosa que se les pasaba por la cabeza, haciendo tonterías para llevar más llevadero el viaje o cantando todo el rato. Incluso, como explicaban, "algunas canciones se han quedado grabadas en el corazón de la gente. Éramos como un show andante".

Los peregrinos coinciden en que el momento de llegar a Santiago es el mejor de todo el viaje, en el que los dolores y los problemas de toda la peregrinación se olvidan por completo y una sensación muy gratificante se apodera de tu cuerpo. Al respecto, Macarena Herrero comentaba que "no hay palabras. Llegas corriendo y sin darte cuenta te vas llevando a la gente por delante. Nos tumbamos en el suelo con la sensación del trabajo bien hecho: encontramos lo que llevábamos buscando cinco días andando por todos los caminos".

Para Isabel, en el momento de llegar a la catedral "se te olvidan todos los problemas. No te crees lo que estás viendo. Empiezas a correr y sólo sientes una alegría que te invade. No se puede explicar". Sandra Antequera también coincidía en que "sacas fuerzas de donde sea y empiezas a correr. No te lo crees".

Germán Molina-Prados pensaba que "lo más duro iba a ser el no estar con mi gente, pero el día anterior a llegar a Santiago sentía que esta experiencia sólo iba a vivir yo y era algo enorme".

Por su parte, Lidia explicaba que terminar el Camino de Santiago era un reto personal. "Se te olvidan todos los dolores. Yo entré a la catedral llorando y me pasé todo el pasillo de la catedral con lágrimas en los ojos porque llegar hasta allí me supuso mucho esfuerzo. El ver que has llegado gracias a tu propia tenacidad y acompañada de la gente que te ha estado ayudando durante tantos días es una emoción que no se puede explicar".

Un viaje así de largo también da para anécdotas. En especial destacaron dos. Por un lado, Javi comentaba que "durante el camino cogimos una piedra que fuimos llevando con nosotros durante todo el recorrido y en ella descargamos nuestros dolores y problemas. Dijimos que la piedra la dejábamos en la catedral para poder entrar allí sin ellos. Tuvimos la sensación de llegar a Santiago y decir me siento una persona nueva".

La otra anécdota la cuenta Germán. "Un día nos quedamos en mitad del monte y no se veía pueblo por ningún lado. Además, nos quedamos sin agua para todos los que estábamos, no había sombra por el camino y creíamos que no íbamos a llegar. Al final andamos un poco y encontramos un pueblo. A pesar de recorrer 17 kilómetros ese día lo pasamos muy mal".

Los peregrinos invitaron a todas las personas a recorrer el Camino de Santiago porque fue una experiencia muy gratificante. Pero, como decía Macarena, "que no se les olviden las barritas energéticas porque son una maravilla, muy útiles".