Los vecinos del barrio del Río revivieron una noche de cine de verano

Bajo la luz de la luna y bajo la atenta mirada de algunos vecinos desde sus balcones y ventanas, el sábado se rememoró una noche de cine de verano por iniciativa de la Asociación de Vecinos del Barrio del Río. La propuesta tuvo una aceptable respuesta, y eso que la película escogida no era ninguna superproducción actual. Era una comedia italiana de 1980, pero lo importante era pasar una noche distinta, como en los antiguos cines de verano.

En el barrio del río se ubicaron los dos últimos cines de verano que estuvieron en funcionamiento en Manzanares hasta la década de los noventa del pasado siglo, el Recreo y el Delicias, éste, a escasos metros del lugar elegido para llevar a cabo esta iniciativa de la asociación de vecinos que preside Manuel Bolaños.

Esta proyección de cine de verano fue posible gracias a Manuel Gigante, miembro de la asociación de vecinos y que durante cuarenta años trabajó como maquinista en los cines de Manzanares, llegando a regentar el cine Scala. Para ello instaló la máquina de proyección que hubo en el cine Cervantes, inaugurado en 1945 en la calle de las Monjas y con un peso de más de 200 kilos.

Gigante compró esta máquina y la restauró. Estaba desmontada en el cine Apolo y la adaptó para que funcionase al voltaje necesario, pues inicialmente era de carbones. Además posee las máquinas del cine Avenida, la del antiguo Gran Teatro y la del citado cine Apolo, todas ellas perfectamente cuidadas.

Este veterano trabajador de salas de exhibición posee además varios NODOS que le mandaban repetidos. Con el fin de recordar cómo eran los cines antiguamente se proyectaron varios de estos noticiarios antes de la película “Un amor en primera clase”, protagonizada por Silvia Kristel, el mito erótico de los ochenta que protagonizó “Emmanuelle”. Y es que en este cine de verano no faltó de nada, como los problemas de sonido de antaño y el típico ruido de la máquina.

Los promotores de la idea agradecieron el apoyo del Ayuntamiento de Manzanares, ya que fue necesario cortar la calle, llevar sillas, transportar la máquina y cortar el alumbrado público durante la exhibición. También expresaron su voluntad a que el año que viene se pueda repetir la experiencia con películas más actuales y sin los problemas lógicos del paso del tiempo en los largometrajes.