Manzanares, por fuerza
Manzanares, por fuerza
Reforzado como venía por las sensaciones de un empate que pudo ser triunfo, el Club Deportivo Puertollano se dio de bruces con la Tercera División, y salió malparado. Fuente La Tribuna
Después de seis jornadas transitando por pastos de anchura, el Manzanares le explicó a los industriales de qué va una categoría que se juega en los rincones, que se decanta en los detalles y que se disputa en el cuerpo a cuerpo (3-1). Y en los tres puntos del inventario fueron mejor los manzanareños, que pusieron más músculo en las acciones y mordieron con más pericia que un Puertollano que salió muy dañado de la lotería de tarjetas de Marchante Flores, colegiado inexplicable, y acabaron con diez cuando ganaban como anticipo de lo que se venía encima. Se le vino encima el Manzanares y la cuarta derrota del curso. Se le vino encima al conjunto de Arzeno la Tercera División, con todo lo que eso conlleva.
Hay poco espacio para la poesía en los campos de césped artificial. A lo sumo, la estrechez da para rimar corazón con camión y tratar de salir campante. A pesar de conocer las circunstancias en las que se medirían, el Puertollano no renunció a buscar una transición lenta, más elaborada y menos productiva que la velocidad y el balón cruzado que diseñó el Manzanares, sabedor de sus virtudes, para potenciar sus puntos fuertes. Además, Arzeno volvió a remover el cajón y formó un centro de la defensa con un lateral y un medio centro, a pesar de tener en nóminas jugadores puros para la zaga. El experimento le salió a medias, porque la expulsión de Troyano al cuarto de hora de la reanudación le obligó a jugar los momentos finales con Minaya y Nico en el eje de la defensa, jugadores propicios para la elaboración pero menos diestros en la labor de zapa.
El traje de la primera mitad, no obstante, le sentó mejor al Puertollano que a los locales, que se fueron al descanso por abajo. Un disparo afortunado de José Manuel en una de las pocas acciones de velocidad pura en la transición de los industriales acabó en la meta de Torrente porque el portero confiaba en la trayectoria inicial del tiro, viciado por el roce en la pierna de un defensa. Con el tanto, los locales se tambalearon por un momento ante un Puertollano que confió en tener el oficio suficiente para mantener la ventaja hasta el final. Lo consiguieron, pero hasta el final de una primera parte de poco fútbol, mucho músculo y algún detalle iniciático de una tarde de tensión.