“Trazos de una guerra” resalta la valerosa actitud de Manzanares ante los franceses

“Trazos de una guerra” resalta la valerosa actitud de Manzanares ante los franceses

El reestreno de “Trazos de una Guerra”, montaje de textos y música elaborado por las asociaciones culturales “Airén” y “Sotomayor” en el año que se conmemora el bicentenario de la Guerra de la Independencia, resultó más ágil que en su primera representación e introdujo el baile de la Jota de Manzanares. La puesta en escena, que tuvo lugar el domingo en el Gran Teatro, fue muy aplaudida por el público manzanareño, que comprobó con orgullo la valerosa actitud de sus antepasados ante el ejército invasor.

Cultura
31-03-2009

Las asociaciones culturales “Airén” y “Sotomayor” ofrecieron al público manzanareño una representación más dinámica de “Trazos de una Guerra”, todo un manifiesto contra la guerra y a favor de la paz expresado con la palabra y la música. Según Maribel Ruiz, responsable de la documentación y de los textos, con esta nueva escenificación se ha logrado minimizar los tiempos de transición entre actos. El resultado final dejó muy satisfechos a los protagonistas.

El texto del montaje es una versificación, con lenguaje sencillo pero cuidado, de hechos acaecidos durante la Guerra de la Independencia. Incluye música, con temas tradicionales como romances, jotas y boleros, propios del entorno geográfico y temporal en el que se localizan los hechos, y adecuados al contenido del texto. Son cantadas por el Grupo Folk “Airén” con el acompañamiento musical de la Orquesta de Pulso y Púa “Sotomayor” bajo la dirección de Martín Cantarero, y la colaboración de percusionistas de la Banda de Música “Julián Sánchez-Maroto”.

En la primera representación, que tuvo lugar el pasado mes de diciembre, la intervención de la Orquesta Sotomayor se limitaba a interpretar la suite compuesta para la ocasión por Balduino Jesús Rodríguez, mientras que en este reestreno también puso la música a las canciones que cantan los miembros del Grupo Folk. Así mismo, en la escenificación de la penúltima escena, dos componentes bailan con brillantez la Jota de Manzanares.

Todos los elementos que forman parte del montaje, como los colores del vestuario, la iluminación, los trazos de dibujos del pintor Alfonso Lozano Valle alusivos a Manzanares proyectados en el fondo del escenario, las breves representaciones que ilustran el texto y la música, crean tal ambiente que resulta muy fácil trasladarse a la época que se relata.

Por otro lado, la presencia de los niños en determinadas escenas, cuya sencillez y ternura contrastan con la violencia de la guerra, contribuye a que el público que presencia el espectáculo tome conciencia de su significado. En este sentido, Maribel Ruiz señaló que era necesario mostrar un retazo de la historia de Manzanares y los problemas y consecuencias que conllevan las guerras, mientras que Balduino Jesús Rodríguez destacó la buena receptividad del público para captar el mensaje.