El Fandi impone el ímpetu y las ganas al toreo artista

El Fandi impone el ímpetu y las ganas al toreo artista

El Fandi volvió a salir a hombros de la plaza de toros de Manzanares. En la corrida de feria celebrada el sábado cortó tres orejas gracias a su ímpetu, ganas y acierto con la espada. Con el acero fallaron sus compañeros de paseíllo. Miguel Ángel Perera estuvo muy templado y Talavante dejó algunos destellos de su toreo artista, aunque no conectó con los tendidos. Muy buena entrada en la plaza manzanareña, con más de tres cuartos de su aforo cubiertos.

Taurinas
23-07-2008

La segunda corrida del abono manzanareño se convirtió en el acto más multitudinario de la feria y fiestas de este año, con lleno en sombra y una buena entrada en sol. El cartel se las prometía y todo hacía pensar en la salida a hombros de los tres toreros. Pero Perera y Talavante no estuvieron acertados con la espada en los dos últimos de la tarde.

David Fandila se presentó con una larga cambiada en tablas y una serie de chicuelinas que acabó con la primera trompiqueta de la tarde de los astados de Martín Lorca. En banderillas, donde terminó de conquistar al público, destacó el segundo par que puso corriendo marcha atrás. Con la muleta llevó alto a su primer toro, que flojeó cuando El Fandi bajó la franela. Tandas por ambos pitones rematadas de pecho, molinete de rodillas y estocada entera algo desprendida le sirvieron para cortar la primera oreja, con fuerte petición de la segunda.

En el cuarto de la tarde, un castaño bragado y meano que resultó el mejor de la corrida, el diestro granadino echó el resto en banderillas. Antes, cuando empezaba a gustarse en un quite, nueva trompiqueta del de Martín Lorca. A pesar de ello, y por petición popular, El Fandi colocó cuatro pares de garapullos a cual más espectacular, resaltando por su complejidad el cuarto, con un quiebro de espaldas en sol. Allí se ganó al público más festivo de la tarde y en esos tendidos inició la faena de muleta de rodillas junto a tablas. Muchas tandas después en los medios, desplante de rodillas y gran estocada final con la que el toro rodó sin puntilla y el público gritó “Fandi, Fandi”. Dos orejas y nueva puerta grande, aunque el torero no quedó satisfecho del todo con el juego de los toros.

Había muchas ganas de ver a la gran revelación de la temporada taurina. Miguel Ángel Perera estuvo en su línea de temple y toreo cadencioso y profundo mientras los toros aguantaron. Muy correcto con ambas manos, especialmente con la derecha. Toreo de quietud en los medios y en redondo antes de propinar una estocada casi entera que le valió para cortar una oreja.

En el quinto, idem, incluso escuchó lo olés de más peso del festejo en una faena de más a menos. La faena se prolongó excesivamente y ante el riesgo de escuchar el aviso, que llegó, se precipitó al entrar a matar, teniendo que hacerlo hasta en cuatro ocasiones y perdiendo así la oportunidad de la puerta grande en su debut en esta plaza.

El Alejandro Talavante que se vio en Manzanares fue el Talavante frío de la presente temporada, aunque empezó con ganas la faena de muleta del tercero, con estatuarios en la misma boca de riego y una buena tanda con la izquierda. El castaño claro tuvo poco recorrido y le costaba repetir la embestida. Unas manoletinas precedieron un mete-saca y una estocada entera. El puntillero falló y se escuchó un aviso. El público reconoció el esfuerzo y destellos de calidad del extremeño y le concedió una oreja.

Con el último de la tarde, noche ya a esas horas, poco pudo hacer el de Badajoz. El toro quedó muy justo de fuerzas y únicamente recibió dos pares de banderillas. Talavante realizó toda la faena junto a las tablas y cumplió el trámite, por lo que tuvo que abandonar a pie el ruedo manzanareño junto a Perera mientras El Fandi lo hacía a hombros por la puerta grande.

Resaltar por último la labor de Manuel Díaz-Merino, que volvió al palco de la centenaria plaza manzanareña y demostró su veteranía y sapiencia taurina. Tanto en la corrida del día 12 como en la del 19 estuvo acertadísimo en los cambios de tercio, permisos, avisos y concesión de trofeos. Y es que los matadores deben hacerse a la idea de que en plazas de tercera, que también cuentan para el escalafón, no basta con hacer el paseíllo para cortar orejas por mucho ambiente festivo que haya.