Un Picasso, o una historia de amor al arte

Un Picasso, o una historia de amor al arte

La última representación teatral del año 2007 en el Gran Teatro de Manzanares dejó a las claras el magistral talento de uno de los grandes de la escena española, José Sacristán, metido para la ocasión en la piel del no menos genial Pablo Ruiz Picasso. El único pero fue que el público, en noche de cenas navideñas, no respondió en la cantidad que la obra hubiera merecido. Algo menos de media entrada para ver una curiosa y bien tejida historia de amor por el arte.

Cultura. Espectáculos
27-12-2007

Las historias sobre la 2ª Guerra Mundial vuelven a estar de moda. No es de extrañar con textos como el de Jeffrey Hatcher, capaces de sorprender y de presentarnos de otro tipo de exterminio nazi, el que sufrió la cultura y padecieron los artistas. En la obra “Un Picasso” teje una historia, quizá ficticia, que parte de un hecho real: la detención del universal pintor malagueño durante unas horas en el París ocupado por los nazis.

Tras triunfar en Broadway, la obra de Hatcher, en versión de Nacho Artime, ha sido cuidada al detalle por José Sacristán, que se ha encargado de dirigir y protagonizar su estreno mundial en castellano. Voz grave, profunda, a veces cadenciosa, para encarnar a Picasso y bordar un personaje que demuestra una fidelidad absoluta por su obra.

Sacristán no está solo en escena. La actriz Sonia Castelo (“Policías” y “Motivos Personales” en televisión) permite que la obra no quede desequilibrada y, dando vida a una funcionaria del Ministerio de Cultura alemán que se entrevista con Picasso, somete al pintor a un tira y afloja que, como si de una partida de ajedrez se tratara en la que cada uno utiliza y sacrifica sus piezas, mantiene el interés hasta el final.

Tras la estirada y fría funcionaria que pretende que Picasso reconozca la autoría de tres de sus obras para ser “sacrificadas”, se esconde una apasionada por el arte, baza que, en un inteligente juego escénico, utiliza el pintor para “salvar” los cuadros como si de sus propios hijos se tratara.

Precisamente, la historia y vivencias de cada uno de los tres cuadros permite conocer más a uno de los grandes genios de la pintura mundial, con sus diferentes y personales estilos. Asistimos así a una obra de teatro que, a lo largo de una hora y media, subraya la trayectoria de Picasso y denuncia, gracias al arte, los abusos y barbaridades de las guerras, ya sea en París, en Auschwitz o en Guernica.