Extraordinario ambiente en la comida popular de las fiestas patronales

Manzanares vivió a mediodía del domingo la comida popular de las fiestas patronales, que se ha convertido en los últimos años en uno de los actos más participativos y consolidados de la programación festiva que organiza el Ayuntamiento. La principal novedad de esta edición fue la elaboración de la comida por una empresa valenciana especializada en paellas gigantes.

Con una hora de preparación de ingredientes y otras dos horas de elaboración a fuego, la paella estuvo lista a las dos de la tarde. Tres cocineros de la empresa “Galbis” se encargaron de hacerla en una paellera de tres metros y medio de diámetro y un peso de 600 kilos, lo que hace necesario utilizar un camión pluma para su transporte, carga y descarga.

La paella degustada este año fue auténticamente valenciana y llevó casi quinientos quilos de ingredientes a los que se sumaron 280 litros de agua. Daniel Martínez, cocinero de “Paellas Gigantes Galbis” explicó que se utilizaron 150 kilos de arroz, 135 de pollo, 35 de conejo, 30 de pato, 90 kilos de verduras, 30 de tomate, caracoles y 18 litros de aceite. “El secreto está en saber controlar el agua y el fuego, como en una paella pequeña”, aseguró este experto en paellas gigantes.

El público respondió como es habitual a este tipo de actos y, salvo las prisas iniciales, no hubo mayores problemas y las colas estuvieron bien organizadas. Miembros de la Junta de Cofradías colaboraron en el reparto, primero de la limonada y de agua, y luego de pan y cubiertos. Un año más, la concejala de Festejos, Beatriz Torres, estuvo al pie del cañón junto a otros colaboradores haciendo más ágil el reparto de platos de paella.

Según la concejala, el objetivo de conseguir un ambiente más popular para las fiestas patronales se logra año tras año con la ya tradicional comida, que crea un extraordinario ambiente en el recinto de FERCAM, donde a la sombra de sus árboles y en las parcelas de sus diferentes stands acuden grupos de amigos y familias con sillas, mesas y otras viandas para vivir una divertida jornada de convivencia y fiesta.

Los numerosos comensales fueron los mejores jueces del resultado de la comida, que dijeron fue exquisita. Luego vinieron los postres con melón y sandía y espontáneos bailes manchegos. También empieza a ser cada vez más frecuente ver a los amigos agrupados en peñas con la misma indumentaria, como es el caso de la peña “Nuestro Padre Jesús del Perdón”, a los que nos les faltó de nada.