“Café de olla” dejó boquiabierto al público manzanareño

“Café de olla” dejó boquiabierto al público manzanareño

La compañía Aticus-Tilt llenó el Auditorio del Parque del Polígono en su espectáculo circense “Café de olla” de la noche de ayer. Los cinco protagonistas ofrecieron una exhibición de circo mezclada con música y humor que no dejó indiferente a nadie. El público manzanareño respondió con efusivos aplausos ante la facilidad con la que los miembros de la compañía realizaban acrobacias y movimientos imposibles sobre la barra.

Cultura
24-08-2007

El FITC “Lazarillo” vivió en el día de ayer una de sus grandes noches del festival. No sólo en cuanto a público, sino también en lo referente a teatro. La predicción de Cecilio Amores, el programador del FITC, de que este iba a ser uno de los mejores espectáculos del festival se cumplió a tenor de lo visto en el escenario montado en el Auditorio del Parque del Polígono. Allí fue donde la compañía Aticus-Titl representó su espectáculo circense “Café de olla”. El público manzanareño llenó el auditorio y comprobó in situ que no es una casualidad que este montaje lleve dos años y medio representándose, ya que los espectadores pudieron disfrutar de lo lindo contemplando las espectaculares acrobacias y los movimientos imposibles que los protagonistas realizaban sobre una estructura. “Convirtieron en fácil lo difícil y lo imposible en normal” fue el comentario más escuchado entre el público.

“Café de olla” combinó todo tipo de técnicas puramente circenses con otras basadas en el humor y la música para ofrecer un espectáculo para toda la familia. Los integrantes de Aticus-Tilt demostraron su gran manejo de las acrobacias aéreas, del mástil chino, del trapecio y de las técnicas de los mejores payasos. Los fervientes aplausos y las risas fueron generales durante los sesenta minutos que duró la representación.

La historia trata de cinco personajes, interpretados por Rus&Miri, Natalie Ravlich, Ignasi Gil y Miner Montell, que llegan al lugar de la escena, en la que van sucediendo una serie de encuentros entre ellos. Mientras unos actores realizaban acrobacias, los otros interactuaban entre ellos. La espectacularidad de los movimientos acrobáticos convertía en imposible la tarea de seguir el cien por cien de lo que ocurría en el escenario.

Al finalizar la obra, los miembros de la compañía ofrecieron al público asistente la degustación del café que durante todo el espectáculo fueron realizando. Esta original idea surgió del momento de fundación de la compañía. Aticus-Tilt se formó en México y, según explican sus miembros, “allí hacen un café de olla con muchas especias que aquí no utilizamos, así que nos pareció original ofrecérselo al público. Este café lo vamos realizando durante el montaje sacando los ingredientes de diversas partes de la estructura montada en el escenario, hecho que llama la atención del espectador”.