Programa especial “Kanguras” para el verano

Los meses estivales son los más problemáticos para las madres trabajadoras porque sin el colegio los niños no tienen nada que hacer por las mañanas. La solución más frecuente es dejar a los hijos en casa de los abuelos durante el periodo laboral, pero muchas veces esto no es posible y es cuando llega el problema. El Área de la Mujer del Ayuntamiento de Manzanares, con financiación del Fondo Social Europeo e Instituto de la Mujer de Castilla-La Mancha, ofrece a través del Centro de la Mujer el programa “Kanguras” como solución a este problema.

Inmaculada Díaz Jiménez, una de las “kanguras”, explicó que “el programa va dirigido a mujeres trabajadoras o mujeres que no tienen con quien dejar a sus hijos durante la mañana en las horas que están trabajando”, siempre que las mujeres cumplan una serie de requisitos socio-económicos, como por ejemplo, ser una mujer con cargas familiares no compartidas o tener unos ingresos económicos bajos. Las madres llevan a sus hijos y éstos se quedan al cargo de una kangura durante la mañana.

El objetivo del programa Kanguras, que se lleva a cabo durante todo el año, es facilitar la inserción laboral de las mujeres favoreciendo la conciliación entre la vida laboral y familiar. Las solicitantes del programa especial de verano han sido mujeres que trabajan o se están formando para empezar a incorporarse a la vida laboral y que tienen hijos a su cargo, además de tener ingresos económicos bajos.

El Centro de la Mujer señala que este servicio se dirige a toda la población, no sólo a las madres que no han podido disfrutarlo durante el resto del año, precisando que la diferencia con el servicio habitual de invierno es que mientras éste era a domicilio, en verano se ha ofertado como atención colectiva a varios niños y niñas en un lugar habilitado.

Durante los meses de julio y agosto se benefician de este programa once niños con edades comprendidas entre los cuatro y los seis años, que pasan la mañana en el Colegio Altagracia acompañados de sus ‘kanguras’. Un día normal, según explicó Inmaculada Díaz, empezaría a las nueve de la mañana y “como están dormidos, intentamos que se despierten haciendo fichas y dibujando. A media mañana los bajamos al recreo para tomarse algo y reponer fuerzas y luego los subimos otra vez a la clase a seguir haciendo actividades”.

Los niños están encantados con este servicio. Según comentó una de las “kanguras”, el primer día fue duro por los llantos de algunos, aunque ya se han acostumbrado y se lo pasan muy bien jugando unos con otros.