La obra “No eres una lagartija” enseña el significado de ser diferentes y el valor de la amistad

La obra “No eres una lagartija” enseña el significado de ser diferentes y el valor de la amistad

La representación de la obra de teatro familiar “No eres una lagartija”, el sábado en el Gran Teatro, entusiasmó tanto al público infantil como a sus acompañantes adultos. El carácter pedagógico del cuento y la divertida puesta en escena, a cargo de la compañía “Fantasía en Negro Teatro”, fueron valorados por los asistentes con intensos aplausos.

Cultura. Espectáculos
20-02-2008

La apuesta del Área de Cultura del Ayuntamiento de Manzanares por el teatro familiar resultó, una vez más, del agrado del público infantil y adulto asistiendo masivamente a la representación de la obra “No eres una lagartija”. Cinco actores de la compañía “Fantasía en Negro Teatro” dieron vida, sin ser vistos, a los personajes y elementos del cuento cuyos colores fluorescentes brillaron sobre el escenario oscuro durante cincuenta divertidos minutos amenizados con narración, diálogos, mímica, música y canciones.

La historia gira en torno a una lagartija que es diferente a las demás por tener los ojos rojos. Esa diferencia hace que los animales del bosque la rechacen y la expulsan del lugar lo que provoca su enfado y que su cuerpo empiece a crecer hasta hacerse enorme. Utilizando la técnica del teatro negro, y ambientada con mágicos elementos que evocan la exuberancia de la naturaleza, la obra enseña al espectador que la construcción de nuestra identidad depende de quienes nos rodean y son ellos quienes pueden hacer de nosotros seres monstruosos o seres magníficos.

Esto ocurre con la lagartija protagonista de la obra que se representó el sábado en el Gran Teatro y que resultó muy aplaudida por el público asistente, que se comportaba como un monstruo porque así se lo habían hecho creer los animales del bosque, pero cuando conoció a una niña dulce, amable y cariñosa, comenzó a comportarse como lo que es, una inofensiva lagartija.

Lo que se pone de relieve al final de la obra es que son los que nos quieren, nuestros verdaderos amigos, quienes al pedirnos que correspondamos a su amistad, nos hacen mejores personas. Paralelamente, se apunta con nitidez la idea de que conviene ser precavidos y no responder siempre a las demandas del entorno social para ser aceptados. Lo importante no es lo que tenemos, sino cómo somos y la clave de la felicidad está en descubrir a las personas que nos quieren y son capaces, por tanto, de convertirnos en seres singulares, pero sobre todo generosos y alegres.