Mucho público en el concierto de clausura de la II Semana del Rock

La II Semana del Rock se cerró con un concierto demostrativo de lo que habían aprendido los participantes durante una semana de clases de rock en la escuela de música Guillermo Calero. El alumnado aprendió una de sus canciones favoritas de rock en una semana y lo demostró el día de la clausura sobre el escenario instalado en el patio exterior del Centro Cultural “Ciega de Manzanares” ante gran número de jóvenes.

Los participantes estaban nerviosos ya que para muchos era la primera vez que se subían a un escenario y delante de tantas personas que decidieron acompañarlos en ese momento tan especial.

Según los propios protagonistas, que se enteraron de la actividad por un amigo o por los mismos organizadores, han aprendido mucho durante este tiempo, y lo que más les ha gustado ha sido aprender a tocar un instrumento en una semana o cantar sus canciones de rock favoritas. La guitarra eléctrica, el bajo o la batería han sido los instrumentos que se han podido aprender y que más éxito han cosechado.

“Sin Komplikaziones”, grupo organizador del evento, subió al escenario para hacer bailar y cantar a los espectadores con sus canciones de ska y rock. Como siempre, en sus conciertos hubo chicos “dando palos”, que es de lo que tratan los bailes de este tipo de música. También subió al escenario otro grupo de música de chicos y chicas jóvenes que se está gestando en Manzanares.

Para finalizar la noche, los organizadores hicieron entrega de unos diplomas para recordar esta semana que para los participantes será dificil de olvidar. Éstos fueron subiendo por grupos a recogerlos de manos de los miembros de “Sin Komplikaziones”. Todo acabó con las emotivas palabras de Pablo Labián, organizador de esta Semana del Rock, que se despidió por este año.

Según los chicos y chicas, ha sido una experiencia muy buena que volverán a repetir. Aunque los ánimos del primer día en las clases y el nivel de motivación para las clases colectivas, era prácticamente nulo, ya que este mundo era nuevo para ellos, poco a poco descubrieron que les gustaba, que enganchaba, y que la música no se limita a dar notas con la guitarra o palos a la batería, “que la música no tiene ni origen ni final definidos, que el cuerpo hace disfrutar encima de un escenario como nunca lo había hecho”, declararon.