La hoguera y la procesión completaron las fiestas en honor a San Blas

La hoguera y la procesión completaron las fiestas en honor a San Blas

La lluvia que el año pasado obligó a suspender la procesión de San Blas también hizo una anecdótica aparición en las fiestas de 2007 pero no impidió que se celebraran todos los actos previstos durante el pasado fin de semana. La tradicional hoguera en la noche del viernes y la procesión en la tarde del sábado completaron los actos festivos en honor del santo protector de la garganta.

Fiestas
06-02-2007

La tímida lluvia que cayó sobre Manzanares en la tarde noche del viernes, recién encendida la hoguera en honor de San Blas, no pudo ni con las llamas ni con las ganas de fiesta de las numerosas personas que acudieron junto a la ermita del santo para disfrutar de una de las tradiciones festivas más arraigadas en Manzanares y que se repite en el llamado ciclo de los “santos viejos” que comienza con San Antón y termina con San Blas.

Mientras las llamas desafiaban con fuerza a la lluvia, centenares de fieles pasaron por la ermita de San Blas para besar la reliquia del santo, un trocito de hueso que la historia y la tradición dicen que pertenece al mismísimo obispo y mártir armenio, protector de las enfermedades de garganta. Los miembros de la cofradía dan a besar durante horas, coincidiendo con la hoguera y con la procesión, un relicario que ha sido besado por muchas generaciones de manzanareños.

En el exterior de la ermita, a los pies del Castillo de Pilas Bonas, y sin lluvia, el público se concentró alrededor de las ascuas de la hoguera para cumplir con la tradición de asar productos típicos o de comprarlos ya cocinados en el chiringuito que instaló la banda de cornetas y tambores del Cristo Resucitado.

Y si de cumplir con la tradición hablamos, no hemos de olvidar las famosas rosquillas de pan de San Blas, agotadas el día de la procesión al haberse hecho menos por la amenaza de lluvia. Fieles de Manzanares y de Membrilla, donde este santo también goza de gran tradición, pasaron por la casa de la Hermana Mayor de la Cofradía, Josefa Merino, para conseguir estas rosquillas a las que también se atribuye poder de protección de la garganta.

Los fieles no sólo se encomiendan a San Blas para proteger sus gargantas. Además de gargantillas, en las paredes de su ermita cuelgan también reproducciones en cera de brazos, manos, piernas, cabezas, etc. como ofrendas pidiendo protección para la parte del cuerpo en cuestión.

Como es habitual cada 3 de febrero, día de San Blas, siempre que el tiempo no lo impide, las fiestas concluyeron con la procesión del santo por su “carrera” habitual, que discurrió por las calles Villarreal, Monjas y Carmen. En la comitiva, con la presencia del alcalde, Miguel Ángel Pozas, y otros miembros de la Corporación Municipal, participaron la junta directiva de la Hermandad, niños y niñas con trajes típicos, y la banda de cornetas y tambores del Santísimo Cristo Resucitado.