El Gran Teatro acogió “La Señorita Julia”, una historia de lucha de clases y sexos en el siglo XIX

El Gran Teatro acogió “La Señorita Julia”, una historia de lucha de clases y sexos en el siglo XIX

El Gran Teatro de Manzanares acogió el montaje de “La Señorita Julia”, una adaptación de la conocida obra de August Strindberg, dirigida por Miguel Narros. Con una original puesta en escena, en la que la música en directo tiene un papel relevante, protagonizan la obra tres reconocidos actores, con un amplio recorrido televisivo, cinematográfico y sobre el escenario, Raúl Prieto, Chusa Barbero y María Adánez.

Cultura. Espectáculos
16-02-2009

Tras más de cien funciones por toda España, la adaptación de “La Señorita Julia” de Producciones Andrea D’Orico se representó el pasado sábado en el Gran Teatro de Manzanares. La gran obra teatral del dramaturgo sueco de principios del siglo XX August Strindberg, dirigida por Miguel Narros, contó con un reparto de excepción. Los tres protagonistas y únicos actores de la representación fueron los televisivos actores Raúl Prieto, Chusa Barbero y María Adánez, también conocidos por su participación en numerosos films y cortometrajes, así como por su gran experiencia teatral.

La obra, de dos horas de duración, se representó sobre un único decorado, la cocina de una casa aristocrática sueca de finales del siglo XIX, con un excelente trabajo de iluminación. La ambientación idónea para el desarrollo de la función vino de la mano de dos músicos, la violinista Andrea Szamek y el acordeonista Scott Singer, que acompañaron con canciones suecas de la misma época de la historia, sobre el mismo escenario donde se encontraban los actores.

La obra se desarrolla en una única noche, la mágica y alocada noche de San Juan, con dos partes muy diferenciadas, tal y como relataron sus protagonistas. La primera parte está llena de color y alegría. La segunda, en cambio, es intimista y reflexiva. En ella, los personajes muestran sus verdaderas motivaciones y anhelos, desembocando en el trágico final provocado por los acontecimientos esbozados en la primera parte.

La lucha de clases, la lucha de sexos. “La señorita Julia” muestra una explosión de intereses contrapuestos, que tienen como detonante las pasiones más ocultas de los personajes. Una temática que no ha dejado de estar en boga, a pesar de los ciento veinte años cumplidos desde que Strindberg, un virtuoso de la palabra adelantado a su tiempo, la escribiera.

Los personajes, muy cuidados, envuelven al espectador, introduciéndolo en su mundo de contradicciones y pasiones oscuras. Juan, Raúl Prieto, es el joven criado de un conde, con secretas aspiraciones, que anhela abandonar su posición social, que detesta, para convertirse en un burgués adinerado.

Cristina, Chusa Barbero, es la cocinera. Enamorada de Juan, ansía casarse con él. Pero en los planes del joven no parece entrar esta opción. El criado se aprovecha constantemente del amor de la cocinera, que no acaba de ser correspondido por él.

La tercera parte de este triángulo es Julia, la hija del conde, quien en la mágica noche de San Juan, contrariamente a lo que sería lógico, decide quedarse en la casa para celebrar la fiesta con sus criados, en lugar de irse con su padre. Pero Julia no es lógica. Es una caprichosa niña rica, a la que le gusta conseguir que los demás cumplan sus deseos. Pero también es una joven que lucha por ser independiente; algo imposible para una mujer de su época. Al enamorarse de un criado, Juan, se desatarán una serie de trágicos acontecimientos que cambiarán el rumbo de sus vidas para siempre.