Brazal: “La píldora del día después es un método que evita la concepción, pero no es un abortivo”

La farmacéutica explicó que la píldora del día después es una hormona esteroidea, compuesta por 1.500 microgramos de levonorgestrel, que actúa impidiendo el embarazo. Añade que no se conoce el mecanismo de acción preciso, pero se considera que disminuye la velocidad de los espermatozoides, ya que éstos, al no alcanzar el óvulo no lo fecundan, y por lo tanto el embarazo no se produce. Incidió en que el tratamiento debe iniciarse lo antes posible después de la relación sexual, preferiblemente antes de doce horas y nunca después de haber transcurrido 72.

Entre los posibles efectos secundarios de este medicamento están, según Brazal, los trastornos gastrointestinales: náuseas, diarrea y vómitos. También los hay nerviosos, como el dolor de cabeza y mareos. Aseguró que, al ser un fármaco hormonal, “no se debe hacer un uso abusivo".

Brazal añadió que durante estos tres meses que faltan para que estas píldoras se puedan vender sin receta médica, debería de haber algún cambio en la legislación. Incidió en la importancia de informar a la ciudadanía que “cada comprimido es una dosis alta de hormona esteroidea y que por lo tanto no se puede tomar de forma frecuente porque produciría efectos adversos desde el punto de vista ginecológico”. Insistió que no es un método anticonceptivo convencional y que solo se debe utilizar en caso de emergencia.

La farmacéutica dijo que este fármaco no debe utilizarse como método anticonceptivo de forma habitual. Pidió también precaución ante otras enfermedades de transmisión sexual, entre ellas el SIDA, que pueden contraerse en relaciones sin preservativo.

Igualmente, el Colegio de farmacéuticos Ciudad Real, tras el anuncio efectuado por el Gobierno de autorizar la venta en farmacias de la píldora del día después, considera necesario establecer un protocolo para la dispensación de este medicamento con las adecuadas garantías de calidad.

El Colegio, señala Brazal, quiere dejar patente la profesionalidad que siempre ha caracterizado a los farmacéuticos, y su interés en que se proporcione el asesoramiento y consejo profesional adecuados para el cuidado de la salud de los usuarios del servicio de farmacia, así como que quede garantizada la calidad en el servicio que los farmacéuticos prestan a la ciudadanía.