JOSÉ JAVIER BARRANQUERO CONTENTO
A finales del siglo XV se inició un proceso de renovación arquitectónica en los dominios de las Órdenes Militares que se prolongó durante buena parte del siglo XVI y que transformó profundamente el panorama arquitectónico que podía contemplarse en ellos. En la actualidad contamos con varios trabajos que han abordado el estudio de este proceso en los dominios de algunas órdenes, como la de Santiago1, pero todavía no existe ningún estudio de conjunto para el Campo de Calatrava. En la medida de lo posible, nuestro trabajo pretende solventar este vacío, aportando datos inéditos sobre el desarrollo de las distintas obras arquitectónicas que se emprendieron entre los años 1500 y 1570 y sobre los maestros que trabajaron en ellas, aspecto este último que nos servirá para estructurar la mayor parte del análisis.
El período que vamos a estudiar se caracterizará, como en el resto de Castilla, por la pervivencia o mantenimiento de planteamientos y estilos constructivos tardogóticos de finales del siglo XV, en especial de bóvedas de crucería, arcos ojivales o apuntados, pilares de columnas adosadas, etc., aunque el lenguaje arquitectónico irá transformándose con la incorporación de nuevos elementos estructurales y, especialmente, de los nuevos modelos ornamentales propios del Renacimiento.
Durante esta etapa se reformaron, al menos, seis parroquias (concretamente, las de Almodóvar del Campo, Argamasilla de Calatrava, Manzanares, Miguelturra, Puertollano y Valdepeñas) y se construyeron otros cuatro edificios que vinieron a sumarse al panorama ya existente (la parroquia de San Pedro de Daimiel2 y otros tres en la villa de Almagro, sede y capital de la Orden de Calatrava: el hospital-monasterio de Ntra. Sra. de la Asunción, la iglesia de la Madre de Dios –este templo pertenece al gótico tardío con tímidos matices prerrenacentistas y responde al tipo de iglesia columnaria de salón, un modelo muy extendido por La Mancha. Las naves, de igual altura, están cubiertas por magníficas bóvedas de crucería sustentadas por pilares de columnas adosadas. Es el templo de mayor dimensión de toda la provincia, superando incluso en espacio a la propia Catedral de Ciudad Real— y el convento de los dominicos).
La gran actividad constructiva que se desarrolló hacia el 1500 en el señorío del Campo de Calatrava, propició la llegada de un grupo de maestros en el que tendrían cabida nombres como Juan de Baeza, Lorenzo de Balbás, Pedro de Hita o Alonso de Escuderos, maestros todos ellos que trabajaron fundamentalmente durante el primer tercio del siglo XVI, o personajes como Martín de Zalvilla, Martín de Arteta y Domingo de Uberoaga, documentados a partir de mediados del mismo.
Sin embargo, los que tuvieron más influencia y mayor peso específico en la comarca fueron dos maestros toledanos de nacimiento pero descendientes de una saga de artistas flamencos llegados a Castilla a mediados del siglo XV: los Egas. A esta familia de arquitectos y escultores pertenecían Antón Egas hermano de Enrique Egas el Viejo (1455–1534), y su sobrino, Enrique Egas el Mozo.
La influencia de la familia Egas en el Campo de Calatrava: Antón Egas y Enrique Egas “el Mozo”.
Aunque a lo largo del siglo XVI trabajaron un buen número de maestros en el Campo de Calatrava, lo cierto es que el desarrollo de la arquitectura en la comarca está presidido por la familia Egas y Antón Egas es el primer miembro de la saga del que tenemos noticias. Su presencia en la zona, que tendría importancia por sí misma, resulta especialmente relevante por dos motivos; en primer lugar porque realizó las trazas del edificio más importante que se levantó en la comarca durante este período, el conjunto arquitectónico formado por el Hospital de la Misericordia y el convento de Nuestra Señora de la Asunción, bajo cuya advocación estaban los freires de la Orden de Calatrava; y en segundo porque sus gestiones propiciaron la llegada de su sobrino a la comarca, el genial maestro arquitecto y escultor Enrique Egas “el Mozo”.
Este personaje, del que hasta ahora no teníamos demasiadas referencias documentales, comenzó su carrera en la zona haciéndose cargo de la fábrica del hospital y del monasterio durante el mes de agosto del año 1530, y a la postre terminó convirtiéndose en el maestro más importante del momento, acaparando la dirección de varias obras en el Campo de Calatrava.
Este conjunto formado por el Hospital de la Misericordia y el convento de Ntra. Sra. de la Asunción que acabamos de mencionar, surge como consecuencia de la modificación de la disposición testamentaria del Comendador Mayor de Calatrava, D. frey Gutiérrez de Padilla. Este miembro de la orden decidió fundar a su muerte un gran hospital en la villa de Almagro que comenzó a construirse en el año 1519. Hasta el momento no se sabía qué maestro había diseñado este edificio pero, gracias a la documentación que hemos consultado en el ARCHIVO HISTÓRICO NACIONAL (A.H.N.), podemos afirmar que el trazado de la obra fue realizada por Antón Egas. Las referencias que nos han permitido determinar la autoría aparecen en las diligencias que se realizaron a petición de Catalina Álvarez, mujer del que fuera primer aparejador de la obra durante varios años, Lorenzo Balbás, para cobrar el salario de su difunto marido que, precisamente, murió de forma accidental mientras trabajaba en ella.
El proyecto tuvo que hacer frente desde el principio a numerosos problemas, relacionados en no pocas ocasiones con la falta de pericia de los maestros que se escogieron para levantar su fábrica.
Sin ir más lejos, los oficiales que comenzaron a realizar los cimientos no supieron o no quisieron seguir las indicaciones de Antón Egas y cometieron graves errores de cálculo.
Los fallos eran tan evidentes que frey Juan de Inestrosa mandó parar las obras y envió una carta a Antón Egas, que estaba ocupado trabajando en el Hospital de Santa Cruz, solicitándole un maestro que dirigiese la obra. A pesar de lo dispuesto, los trabajos volvieron a emprenderse porque, unos días después, frey Bernardino de Lucio volvió a comprobar que los maestros seguían equivocados y, para evitar males mayores, ordenó paralizar las obras asy en el hazer como en el deshazer, redactando una segunda misiva dirigida al gran maestro Antón Egas que acompañó a la escrita anteriormente por frey Juan5.
Antón Egas pensó que Lorenzo de Balbás, maestro que en esos momentos se encontraba trabajando en unas capillas en la iglesia de Talavera, era la persona idónea para dirigir la fábrica a pie de obra. Lorenzo Balbás se hizo cargo del proyecto, pero no como maestro arquitecto, sino como aparejador que trabajaba bajo la dirección y supervisión del propio Antón Egas, que visitó varias veces las obras, cobrando 500 maravedís al día cada vez que lo hacía6. El proyecto no había empezado con buen pie, pero los problemas que surgieron a la hora de interpretar los planos antes de la llegada de Balbás solo fueron los primeros de una larga serie de avatares a los que tuvo que hacer frente la fábrica. Sin ir más lejos, unos cuatro años después de iniciarse las obras, el proyecto inicial sufrió una profunda transformación que cambió radicalmente el concepto y la fisonomía de la fundación.
El proyecto del Hospital y el convento de Almagro era de tal envergadura que en el Capítulo General de 1523, la Orden de Calatrava decidió modificarlo sustancialmente. Los miembros del Capítulo redujeron el tamaño del hospital, lo dotaron con 80.000 maravedís de renta y decidieron que el resto de los bienes del Comendador Mayor se invirtiesen en la fundación de un monasterio femenino de la orden que habría de levantarse junto al hospital.
Lorenzo de Balbás tuvo bastantes problemas con su salario. Según algunos testimonios el maestro empezó cobrando tres reales al día, pero frey Juan de Inestrosa le rebajó el sueldo medio real, aunque posteriormente frey Pedro de Troya y frey Hernán Bravo de Zayas, los nuevos disponedores de la obra, volvieron a subírselo, dejándolo en la cantidad inicial. Además, los susodichos freires calatravos le entregaron de forma puntual otros 10.000 maravedíes para que pagase el alquiler de la casa en la que vivía mientras estaba en Almagro dirigiendo las obras.
A pesar de los problemas salariales, Lorenzo Balbás trabajó en el Hospital almagreño durante una década, hasta que murió de forma accidental en esa misma obra, cuando se cayó de un andamio.
A su muerte, su puesto fue ocupado brevemente por otro maestro de obras de nombre Pedro de Hita, aunque debió hacerlo de forma interina porque al poco tiempo fue sustituido por Enrique Egas el Mozo que, como ya hemos dicho, se hizo cargo de las obras del Hospital en agosto de 1530.
Enrique, que en esos momentos contaba tan solo con unos veintiséis años de edad8, pudo hacerse con la dirección de la obra gracias, entre otras cosas, a la intervención de su tío.
Los detalles los conocemos gracias a una carta que envió Antón Egas a su sobrino.
En la misiva el maestro afirmaba que los señores disponedores se habían puesto en contacto con él por mandado del Consejo para dar horden como la obra se haga e quisyeron mi paresçer de que persona podia tener cargo de la obra e yo les he dicho la persona que soys e lo que sabeys e como podreys dar quenta de aquella obra e de otra mayor e ellos sabiendo ser vos hijo de maestre Enrrique e por lo que yo les he dicho aunque no os conosçen avran por bien de vos dar cargo de la obra e mejoraros en el partido que davan a Balbas que hera tres rreales cada dia e dos moços e por rrazon de una casa que le mandaron en que morase le dieron diez mill maravedis una vez yo tengo platicado e asentado que os den a vos diez mill maravedis de salario en cada un año e los tres rreales cada dia de trabajo e dos moços con los jornales que meresçieren e mas en el mesmo monesterio una o dos pieças en que podays estar vos e vuestra jente sy las quisyeredes9.
Al hacerse cargo de la dirección, Enrique Egas tuvo que rehacer buena parte de lo levantado por Lorenzo de Balbás, situación que incidió muy negativamente en el desarrollo de las obras.
Al parecer, mientras había sido aparejador de la fábrica, Lorenzo no había seguido, o no había entendido, las indicaciones de Antón Egas y se había eçedio de la traça e horden e manera que se dio por Anton Egas, cometiendo graves errores a la hora de ejecutar las obras. El propio Antón visitó la fábrica tras la muerte de Balbás y pudo ver la situación en la que se hallaba, constatando la existencia de graves errores, los cuales tuvo que solventar su sobrino, Enrique Egas “el Mozo”.
Gracias a su labor al frente de las obras del monasterio y del hospital almagreño, así como a sus referencias familiares, Enrique Egas “el Mozo” adquirió un enorme prestigio como arquitecto que debió ser clave en el desarrollo de su carrera. Durante la segunda mitad del siglo XVI, el maestro Egas fue requerido en numerosas ocasiones para trazar los planos y dirigir personalmente varias obras en la comarca, convirtiéndose, como hemos dicho, en la figura más importante de la zona durante este tiempo. Sin ir más lejos, Enrique Egas “el Mozo” realizó el trazado de varios edificios religiosos en Almagro y diseñó las ampliaciones de las parroquias de Manzanares y de Argamasilla de Calatrava.
La ampliación de la iglesia parroquial de Manzanares, llamada entre 1521 y 1855, Nuestra Señora Santa María de Alta Gracia de Mançanares, incluía la construcción de una nueva capilla o altar mayor, varias capillas laterales que se han de hazer junto a ella y que habian sido traçadas por maese Enrique, un vecino de Almagro maestro de obras.
Se trataba de un vasto proyecto constructivo en el que se trazaría un nuevo ábside, ampliando el tramo de la nave central y los brazos del transepto o crucero, se levantaría una cúpula central, una capilla o altar mayor, dos capillas laterales y se realizarían las tallas que decoran la fachada principal con ornamentos y motivos del estilo Plateresco.
Todas estas obras darían lugar a una nueva y más grande iglesia parroquial de planta de cruz latina que seguía conservando en su interior las bóvedas de crucería, los pilares y las formas ojivales de la antigua iglesia gótica construida entre los años finales del siglo XV (década de 1490 a 1500) y 1521, fecha de su solemne inauguración.
Las obras de ampliación ya se habían iniciado en 1565, cuando los visitadores citan en sus escritos que estaban abiertos los çimientos y labrada muncha cantidad de piedras 16, pero el proyecto de ampliación se fraguó en la visita anterior, en 1554, cuando los visitadores constataron que el antiguo edificio parroquial se había quedado pequeño, debido al crecimiento de población que había vivido Manzanares a comienzos del siglo XVI, por lo que trataron el asunto con los miembros del concejo.
Los visitadores de la Orden de Calatrava en 1565, por su parte, no se limitaron sólo a ver las obras, sino que además, ordenaron que desde el mes de março venidero se prosiga la obra comforme a la traça della y se vaya vendiendo el trigo que tiene la iglesia como se fuere haziendo la obra, porque muncho della e munchos días questa allegado de limosnas y de ofrendas, e mandamos se de notiçia de la dicha obra al señor marqués de Priego, comendador desta villa de Mançanares y se suplique a su señoria que la dicha obra vaya adelante.
Por desgracia, no hemos encontrado muchos más datos sobre las obras de ampliación de la parroquia de Manzanares, tan sólo podemos precisar que la reforma de la nueva capilla y altar mayor estaba completamente terminada en 1577, como recoge la visita realizada ese mismo año a la iglesia 17.
NOTAS
16 Visita realizada por don frey Rodrigo de Vargas y don frey Bartolomé Ruiz a la parroquia de Ntra. Sra. Santa Mª de Alta Gracia de Manzanares, 19 de enero de 1565, AHN., Órdenes Militares, legajo 6082.
17 Visita realizada por don frey Hernando Carrillo Osorio y don frey Jerónimo Treviño a la parroquia de Nuestra Señora Santa María de Alta Gracia de Manzanares, 25 de junio de 1577, AHN, Órdenes Militares, legajo 6084
ARCHIVO ESPAÑOL DE ARTE, ENERO-MARZO 2012, pp. 15-28