EL DESTINO FATAL DEL MAESTRE NÚÑEZ DE PRADO. REPERCUSIONES EN LA CONSTRUCCIÓN DE LA MURALLA DE MANZANARES. Antonio Bermúdez García-Moreno. Profesor e investigador.
El llamado Juan Núñez de Prado fue hijo natural, fruto de las relaciones que mantuvo la infanta doña Blanca, hija de Alfonso III de Portugal y nieta de Alfonso X “El Sabio”, con el caballero Pero Estébañez Carpenteyro. (1) Como los progenitores no tenían ninguna intención de reconocerlo como legítimo se siguió el procedimiento habitual en estos casos, encomendar su crianza y educación a alguna familia de confianza. Todo parece indicar que los elegidos como padres adoptivos fueron el caballero toledano Juan Núñez de Prado, de quien recibió el nombre, y su esposa doña Urraca Fernández Gudiel. (2)
Para estos jóvenes bastardos de noble cuna sólo había dos ocupaciones honorables acordes con su condición: la milicia o el clero. Así pues, don Juan pudo ingresar sin ningún inconveniente en la Orden de Calatrava, llegando a ocupar la dignidad de clavero, cargo que, como el de maestre y comendador mayor, estaba reservado a caballeros procedentes de la alta nobleza.
Desde su privilegiada posición promovió en 1322 el levantamiento de un grupo de freires contra el maestre don frey Garci López de Padilla, desacreditado por su fracaso en la lucha contra los andalusíes en la comarca de Jaén donde se habían perdido varios castillos (Alcahudete, Locubín y Susaña) por falta de previsión y abastecimiento. Contribuyó a colmar el descontento la supuesta retirada del maestre del campo de batalla durante un enfrentamiento contra los musulmanes en las cercanías de Baena, acto que fue considerado por algunos caballeros como una indignidad.
Los sublevados se refugiaron en Villarreal (la actual Ciudad-Real), de donde eran naturales algunos sediciosos, y ayudados por las milicias concejiles lograron imponerse a las fuerzas leales al maestre. (3)
Cuando en 1325 ocupó el trono de Castilla el joven rey Alfonso XI, acudieron los calatravos rebeldes a la corte de Valladolid para exponer sus quejas contra el maestre a quien acusaban de dejación de funciones, cobardía, autoritarismo y crueldad en el trato con sus hermanos de milicia, así como haber hostigado sin razón a los vecinos de Villarreal, vasallos del rey.
Ante tan graves acusaciones el maestre fue citado ante el tribunal real, pero don frey García, no fiándose del rey adolescente, huyó al castillo de Alcañiz, cabeza de los señoríos aragoneses de la Orden de Calatrava. Ante aquella actitud de desobediencia, Alfonso XI ordenó a los freires opositores que organizaran un irregular capítulo, siendo elegido como nuevo maestre don frey Juan Núñez de Prado.
El cisma quedaba abierto, pues el depuesto maestre hizo valer sus derechos ante el capítulo general de la orden del Císter, donde se reconoció la legitimidad de su cargo y le confirmaron en la posesión del maestrazgo.
Dado el respaldo del rey castellano y la mayor parte de los caballeros de la Orden a Juan Núñez de Prado, García López de Padilla aceptó en 1329 renunciar al título de maestre a cambio del disfrute vitalicio de cuantas villas, castillos y rentas tenía la Orden en los reinos de Aragón y Valencia.
Como Juan Núñez de Prado incumpliera algunos términos del leonino acuerdo, don García volvió a reivindicar sus derechos con apoyo de la monarquía aragonesa. Esta circunstancia prolongó el conflicto hasta que, tras la muerte de frey García, en 1348, se pudo alcanzar un acuerdo ante la corte de Zaragoza, a cambio de otorgar mejores derechos y una mayor autonomía a las encomiendas aragonesas de la orden. La intromisión del rey de Aragón en asuntos internos de los calatravos suponía otro nefasto precedente que conllevaba una pérdida de autoridad para el nuevo maestre. (4)
Tras la muerte del rey Alfonso XI durante el sitio de Algeciras, a causa de la peste, en marzo de 1350 ocupó el trono de Castilla su hijo Pedro cuando todavía no había cumplido los dieciséis años de edad. La sucesión estuvo marcada por luchas intestinas entre las distintas facciones que se disputaban el poder, formadas por los hijos legítimos y los bastardos que tuvo el monarca difunto con Dª Leonor de Guzmán.
El Rey don Pedro I de Castilla envió por Adelantado de la frontera de Jaén a Núñez de Prado, quien, al frente de sus huestes, desempeñó un destacado papel en la defensa de la zona.
En 1352 don frey Juan Núñez de Prado decidió amurallar el lugar de Manzanares y estableció un acuerdo con los representantes del concejo a fin de levantar una muralla alrededor del núcleo habitado en el plazo de cinco años.
Para cubrir el perímetro de unos 1060 metros se requería una línea de 530 tapias (suponiendo éstas de una longitud de unos dos metros). Los cimientos, a base de cal y canto, debían tener otros dos metros de anchura y habrían de colocarse a lo largo del año 1353. Sobre ellos se levantaría cada año un nuevo tapial de cinco palmos de altura (alrededor de un metro). El último año, además de la tapia correspondiente, se tendría que realizar el antepecho con sus almenas y saeteras, y un suelo de cal y arena de dos palmos de altura (unos 40 cm.) con un ala de losas para la evacuación de aguas de lluvia. (5)
Técnica de construcción de muros de tapial
Para un lugar habitado sólo por 200 vecinos (unos 900 habitantes), aquel mandato suponía una tarea muy compleja que los habitantes tendrían que acometer sin abandonar los trabajos rutinarios en los campos ni desatender sus ganados. La gran envergadura de las obras obligaría a participar en ellas a todas las personas útiles, sin más motivación que la eliminación de algunos impuestos menores como el pecho de las cabras y de las acémilas que en ese tiempo pudiera pedir el rey.
Hacer 530 tapias de 1 metro de altura, dos de longitud y dos de anchura suponía una inmensa carga para los lugareños. Implicaba el transporte de enormes cantidades de piedra y tierra, una masiva fabricación de cal, la construcción de numerosos encofrados de madera y un derroche de energía humana para la compactación de los materiales. Si esto ya era difícil cuando la altura era de una o dos hileras, a partir de la tercera tapia el trabajo de elevar la tierra y colocar los encofrados se complicaba extraordinariamente.
Cuando se firmó el pacto de amurallamiento entre el maestre y los representantes del concejo, parte de las rentas de la encomienda las percibía doña Urraca Fernández Gudiel, madre adoptiva del maestre, ya viuda. Esta señora habitaba en el castillo junto con algunos familiares cercanos. De hecho, un tal Martín Ferrandez Gud(i)el firmó como testigo del acuerdo para cercar el lugar. (6)
En su ardorosa juventud, el rey Pedro I se enamoró perdidamente de María de Padilla, vivaracha doncella perteneciente a una familia de la baja nobleza provincial de Burgos, pero razones de Estado le obligaron a casarse con doña Blanca de Borbón, sobrina del rey de Francia, con quien contrajo matrimonio en Valladolid el 3 de junio de 1353.
Alegando que Francia había incumplido el pago de la dote, el rey abandonó inmediatamente a doña Blanca y ordenó que la encerraran en Sigüenza y luego en el Alcázar de Toledo. Ello provocó la ruptura con Francia, la excomunión del Papa y una rebelión en Toledo, que pronto se extendió a otras ciudades.
Algunos nobles, incluido el maestre de Calatrava, reconvinieron al rey su actitud y trataron de convencerlo para que volviera con su esposa legítima. La iracunda reacción del monarca contra las personas que intentaban torcer su voluntad llevó a Frey Juan Núñez de Prado a refugiarse temporalmente en el reino de Aragón. También influyó no poco la animadversión que María de Padilla tenía hacia Núñez de Prado por haber defenestrado al maestre anterior, miembro de su familia.
Con el paso del tiempo pareció apaciguarse la furia real y don Juan recibió garantías para poder regresar a Almagro con total seguridad. No obstante, a comienzos de 1354, Pedro I ordenó apresarlo cuando se encontraba en el Palacio Maestral. Don Juan se entregó sin oponer resistencia, aunque tenía hombres suficientes para haber presentado batalla.
Como nuevo maestre de la Orden de Calatrava el rey nombró a don Diego García de Padilla, hermano de su amante. Mientras tanto, Juan Núñez de Prado, caído en desgracia, fue conducido al castillo de Maqueda (Toledo) y asesinado por orden de su sucesor en connivencia con el monarca. (7)
Castillo de Maqueda (Toledo) donde fue asesinado frey Juan Núñez de Prado
¿Qué consecuencias tuvo para Manzanares aquel trágico relevo en la cabeza de la Orden? Yo creo que los vecinos del lugar aprovecharon la coyuntura para pedir al nuevo maestre que les liberara de su gravoso compromiso, a lo que aquel accedió para atraerse a unos vasallos que hasta aquel momento habían estado bajo la influencia y autoridad de la madre adoptiva de Núñez de Prado. Así pues, pienso que las obras de la muralla fueron abandonadas cuando apenas habían levantado los cimientos. Por supuesto, doña Urraca tendría que abandonar la Encomienda, con la pérdida de todas sus rentas y privilegios, aunque ignoramos quién ocupó a partir de entonces el puesto de Comendador o beneficiario de las rentas.
¿En qué me baso para emitir esta hipótesis? Principalmente en dos consideraciones:
1ª.- No hay una sola referencia a la muralla de Manzanares en las visitas que los inspectores de la Orden cursaban periódicamente al lugar. Es como si nadie reparase en aquel proyecto, fallido y olvidado.
2ª.- Cuando en 1575 nuestros antepasados redactaron las relaciones pedidas por Felipe II, 226 años después de iniciarse la construcción, ya no existía la cerca protectora. (8) Esto es muy sospechoso. De haberse levantado en su totalidad, de acuerdo con las especificaciones del acuerdo, la cubierta impermeable de la tapia, y el tejadillo previsto para aliviar las aguas, habrían impedido una erosión tan demoledora, de forma que la muralla se habría mantenido en pie mucho más tiempo. De hecho, murallas del siglo XII construidas de tapial todavía se pueden ver en numerosas ciudades como Cáceres, Córdoba, Carmona, etc.
Los cimientos de la muralla sí que aguantaron en ciertos lugares hasta principios del siglo XIX. Así, cuando en diciembre de 1808 las tropas francesas intentaron ocupar Manzanares, el Jefe del destacamento de Caballería informaba a su superior de que para vencer la resistencia se necesitaría la ayuda de la artillería, ya que la villa está guarnecida de parapetos a la altura de un hombre y que las puertas (los huecos) han sido barricadas. (9)
NOTAS
1.- Siendo ya mujer de edad madura, doña Blanca de Portugal tomó en 1295 los votos y profesó en el monasterio cisterciense de Las Huelgas de Burgos, recibiendo el título de señora del mismo.
2.- Juan Núñez de Prado (el padre adoptivo del maestre) era hermano de Leonor Núñez de Prado, concubina de D. Juan Ponce de León Ayala, el poderoso conde de Arcos, con quien acabó contrayendo matrimonio cuando quedó viudo de su primera mujer, doña Leonor de Guzmán.
Doña Urraca Fernández Gudiel procedía del linaje mozárabe de los Cervatos, residentes en Toledo. (MARTÍNEZ CAVIRÓ, Balbina. El linaje toledano de los Cervatos. Página 225).
3.- GUTTON, Francis. La Orden de Calatrava. Página 57. Tras la escaramuza que tuvo lugar en el paraje conocido por Malas Tardes, las milicias concejiles de Villarreal y algunos caballeros rebeldes atacaron la villa de Miguelturra asesinando a hombres, mujeres y niños. Era una explosión de venganza tras muchos años de afrentas y tensiones entre los vasallos de la Orden y los pobladores de la nueva villa de realengo.
4.- LOPEZ DE AYALA, Pero. Crónica de los reyes de Castilla.
5.- Escritura de compromiso entre los vecinos de Manzanares y el XVIII Maestre de Calatrava sobre cercar o amurallar el lugar. Documento de la colección Salazar. Publicado por D. José Antonio García-Noblejas como apéndice B de su Estudio crítico sobre el origen y nombre de Manzanares en Campo de Calatrava. IEM 1973. Pagina 71.
6.- Ibidem. Página 75.
7.- A pesar del voto de castidad algunos freyres calatravos no ofrecían mucha resistencia a las tentaciones de la carne. A su muerte, el propio Maestre Núñez de Prado dejó al menos dos hijos: Otro Juan Núñez de Prado y un Esteban Núñez de Prado (ARGOTE DE MOLINA, Gonzalo. Nobleza de Andalucía).
8.- En la contestación al capítulo 32 de las Relaciones Histórico-Geográficas se dice expresamente que la villa no tiene ningunas cercas, aunque antiguamente siendo la villa pequeña lo solía tener.
9.- Parte del oficial Perkin al coronel Lamotte, fechado el 21 de diciembre de 1808. Tomado del libro Manzanares. Guerra de Independencia de José Antonio García-Noblejas. IEM. Página 76.